En esta última tarea del curso, se nos han propuesto varias entradas para que comentemos la que nos parece más interesante. Después de su lectura, he decidido decantarme por el tema de las patentes y, dentro de este, por la entrada sobre si merece la pena patentar.
Me he decantado por este tema porque siempre me han interesado las patentes. Abre el debate de hasta qué punto es ético hacer negocio con algo como la investigación. Sobre esto, me ha parecido interesantísimo el texto de Lucas Sánchez "Nadando contra patentes". Plantea un problema real que además no puede ser más actual.
Yo soy de los que piensan que incluso en el sistema en el que vivimos, en el que todo se mueve por el dinero y el negocio, hay determinadas líneas rojas que no se deben cruzar a la hora de hacer dinero. Tengo claro que el primero es la sanidad, pero otro podría ser la investigación.
A parte de porque la investigación es un pilar clave en el desarrollo de una sociedad, creo que no se debería hacer negocio con ella por su propia naturaleza. Me explico, en alguna de las entradas de este blog ya comenté algo sobre los resultados negativos en la investigación. Son casi tan importantes como los resultados positivos y hablaba de la necesidad de publicarlos. En una investigación con intereses de negocio, estos resultados negativos no estarán bien vistos porque no producen los beneficios económicos que se buscan.
Con el tema de las patentes pasa algo similar. Lo que comenta Lucas Sánchez en el texto que he leído me ha llamado mucho la atención y me ha decepcionado bastante. En primer lugar porque hay que buscar procesos que no estén patentados para no tener que pagar por esta patente. Si encima a esto le sumas que tienes que patentar tu propia solución, te limita mucho la investigación.
En mi opinión las patentes limitan tanto al que la desarrolla como al que quiere luego utilizarla, afectando así al proceso investigador y dificultando que prosperen nuevos descubrimientos simplemente por la dificultad económica de algunas regiones o instituciones. De nuevo estamos poniendo barreras económicas a la investigación, lo que no deja de ser, en mi opinión, tirarnos piedras a nuestro tejado. Ya no solo por el beneficio que reportarían estas nuevas investigaciones a la sociedad sino también, pensando egoistamente como investigador, por los conocimientos e ideas que podría extraer cada uno para su propio trabajo.
En definitiva, creo que la investigación es suficientemente importante en una sociedad como para que no se mercantilice ni se negocie con ella. Por otro lado, vivimos en una sociedad y en un sistema que se basa en el dinero. Se negocia con la salud, con la educación, con la información... ¿Es muy optimista pedir que no se haga esto con la investigación? Por otro lado, ¿qué hubiera pasado si se hubiera patentado la rueda, el fuego o la agricultura? Igual hemos llegado a un punto que de evolucionados que somos, no evolucionamos más.